AMANTE DE LOS CABALLOS
   
 
  Los miedos irracionales del caballo

Todos los caballos deben aprender a darse cuenta de la inocuidad de muchas cosas que les inquietan. Por consiguiente, hay que exponerlos progresivamente a un gran número de sonidos y de situaciones, tantas como sea posible. En la época de la caballería se hacía expresamente que los desfiles militar militares marcharán sobre pistas o terrenos de maniobras con gran número de hojas de papel en el suelo. El papel sonaba con el viento y crujía al ser salpicado por la tierra que desprendían los cascos de los caballos; los más nuevo los saltaban o no les hacían el menor caso. Se trataba de un buen entrenamiento.

Por añadidura, los caballos inteligentes se pone en alerta al menor cambio de su entorno, y es por ello por lo que debe reinar un silencio total en un picadero donde se enseña una nueva lección a un caballo. Este aprendizaje frente a una gran variedad de elementos turbadores se mide en el comportamiento de los caballos en las competiciones: un brillo, el movimiento de los programas, de los periódicos, el ondear de las banderas o un grupo de perros escandalosos les dejan indiferentes. Es simplemente una cuestión de de sensibilización y aprendizajes progresivos para ignorar los sucesos fortuitos. De todas formas, no hay que olvidar que cada caballos es un individuo y que no todos alcanzaran un grado de total indiferencia.

Algunos caballos tienen a menudo miedo de objetos que se encuentra en el suelo porque tienen grandes dificultades en enfocarlos. Sería entonces conveniente hacerles examinar los ojos por un veterinario. Deberán habituarse a una gran variedad de sonidos y de situaciones, pero lo más seguro es presentárselos en un lugar conocido, en casa. Los caballos de paseo, por ejemplo, no resultaran tan imperturbables como los de la policía montada en un caballo, por poco impasible que permanezca, será ciertamente más agradable de montar que uno temeroso.

El agua es una de las cosas de las que los caballos desconfían más, unos más que otros. Sería ridículo pugnar con ellos cada vez que cruzamos un charco o hay que atravesar un pequeño riachuelo y es tranquilamente, en casa, donde habrá que enseñar a pasar por encima o por el medio. Esta educación debe comenzar en las caballerizas, donde se les puede habitual al cubo de agua: se puede aprovechar una lluvia importante para hacer marchar al caballo alrededor y por encima de los charcos en las cuadras. Aunque el miedo al agua sea atávico, todo caballo doméstico que rehuse meter los pies en ella cuando no hay ningún peligro es un caballo indisciplinado. Al cruzar un vado, habrá que asegurarse, evidentemente, de que el suelo al otro lado no resulte un cenagal en el que pueda atascarse y, por consiguiente, sentir que su desconfianza es infundada y que no puede confiar en su jinete. Se precisa mucha paciencia para su familiarización con el agua y hay que emplear todos medios de persuasión excepto una paliza con la fusta. Está indicado, al principio, utilizaron maestro experimentado pero si todos los caballos del grupo son excitables, se pueda hacer que uno de ellos pase el obstáculo para atraer a los más recalcitrantes. Generalmente, el mejor método consiste en desmontar y conducir a pie, eligiendo los vados más estrechos y menos impresionantes. Pegarle al caballo es el medio infalible de reforzar su rechazo, pero un golpe con la fusta aplicado en el momento justo puede tener un efecto persuasivo.

Puesto que es imperativo dejar las riendas largas cuando se cruza por el agua, para que el caballo pueda bajar su cabeza y su cuello sin molestia, habrá que conducirle con las piernas y el asiento. Además como el caballo decidirá probablemente dar un gran salto sobre el obstáculo en el momento en que menos lo esperemos, mejor será tener la precaución de agarrarnos a la crin, a un collar o incluso a la perilla de la silla. Una sacudida sin querer a la boca del caballo sería un desastre. Hay una cosa importante a recordar: cuando se está sólo no hay que emprender jamás una lucha con un caballo que resiste bajo el influjo del miedo. El caballo puede siempre utiliza su fuerza contra la nuestra. Es necesario, por lo tanto, recurrir antes a la astucia que a la violencia y reflexionar sobre el mejor medio de salir una situación delicada. No hay que abordar nunca un riachuelo aumentando las velocidad desde lejos. Si no se puede persuadir al caballo para pasar el obstáculo desde una distancia de dos o 3 m, empujarlo vigorosamente desde 50m antes es darle toda oportunidad necesaria para escaparse. Un poco de previsión es siempre provechoso y se puede elegir el itinerario del paseo arreglándoselas para que el paso del agua se encuentre en el camino de regreso. Puede que haya que esperar un buen cuarto de hora antes del caballo se decida a cruzar, pero aún así habrá que resistir la tentación de luchar contra el, a pesar de todo, en caso de derrota, habría que volver al lugar de nuestro fracaso o a otro lugar del río acompañados otras ayudantes equipado con una cuerda. Esta cuerda ha de ser pasada alrededor de la grupa del caballo, por encima de los corvejones. Dos de los ayudantes tiran de ella para inducir al caballo a moverse hacia delante. El tercero empujará desde atrás o lo animará mostrándole una fusta pero sin corregirle con ella, la paciencia la y la calma son esenciales. No hay que distraer al caballo con gritos o gestos bruscos. Si pone un anterior en la orilla mojar en la mano con un poco de agua puede decidirle a saltar a la corriente. El jinete se debe preparar manteniendo al caballo recto con las piernas y las manos. Sin embargo, éstas deben dejar libertad completa a su cuello y en ningún caso hay que tirar de las riendas. Puede ocurrir que el caballo de un salto brusco y la única cosa que, sin duda, reforzaría su obstinación sería recibir un golpe en la boca el momento preciso.

Obtenido el primer éxito, se podrá repetir la lección dos o tres veces como máximo. Si se llega al punto en que la oposición del caballo es tal que se va a la empinada, habrá que sacar la conclusión de que nos encontramos frente a una reticencia flagrante y que no es el momento adecuado para provocar más defensas o intentar eliminar otras.

No se puede encontrar ningún placer en montar en el exterior si no se está seguro de que el caballo pueda saltar pequeños hoyos sin temor ni excitación. Una vez conseguido que el caballo que supere su aversión instintiva por el agua, se progresará fácilmente en la confianza del caballo se adquirirá con la experiencia. Después de todo es, saltar un hoyo que no tiene mas de dos metros de ancho sólo precisa el alargamiento del tranco de un galope normal, lo que está al alcance de cualquier caballo. Por consiguiente es justamente la obediencia lo que hay que mejorar. Si no hay obstáculos naturales cerca de nuestro club, habrá que montar una pequeña ría artificial con pequeños setos de llamada. Su anchura podrá ser aumentada a medida que el caballo progrese en el salto de obstáculos. Algunos caballos mostrarán siempre una fuerte aversión a saltar sobre el agua, debido a problemas de visión. Sería ridículo esperar buenos resultados con ellos en las pruebas en las que haya que saltar una ría. Entonces se aconseja seguir itinerarios que eviten la travesía del agua cuando se sale de excursión por el campo, de todas formas, en la mayoría de los casos, enseñando al caballo a superar su miedo natural a la agua se desarrolle su obediencia y su confianza en su jinete.

Amante de los caballos
 
Los caballos son animales cariñosos que son amigos del hombre, cuando cogen confianza se dejan acariciar y les encantan el pan duro
 
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